Mecato, jugos, leche, yogur, jamón, cereal, aceite, y todo lo que se pueda necesitar en los quehaceres diarios se encuentra en este lugar que se ha convertido en la fuente de sustento para la familia Sánchez Trujillo. La tienda lleva por nombre ‘El Búho’ y aunque no es un bar, más de 8 personas están en unas sillas afuera de éste tomándose unas cuantas Póker. La madre de Jonathan está registrando en la caja una bolsa de arroz y un paquete de pasta, mientras otras 4 personas esperan en la fila para pagar sus productos.
Sentada en una silla espero a que Jonathan llegue del colegio. El calor es insoportable, soy las 4:10 de la tarde y acabo de escuchar en la radio que la temperatura está a 37° centígrados. Estoy sudando y la congestión del lugar hace que la sensación térmica se sienta más intensamente. Llega Jonathan y pedimos algo de tomar, yo ya voy por mi segunda botella de agua.
J: (voz agitada y cansada) Ma, tráeme una botella de agua, aahhh y un bon yurt.
(Jonathan está con su uniforme del colegio: una camiseta blanca que ahora luce café por las manchas de tierra, pantalonetas azules y tenis blancos completamente embarrados. Todo indica que había jugado fútbol en el colegio, pero su ropa muestra que pasó el partido arrastrado en el piso. No tenía heridas.
Stefanía: (Voz enérgica) ¿Qué tal tu día?
J: Bien, fue un buen día (dice mientras se come la primera cucharada de su bon yurt). Metí dos goles en el partido.
S: ¿Te gusta mucho el fútbol?
(Aunque no eran preguntas que tuvieran que ver con lo que realmente quería saber, sabía que me permitirían ganarme un poco la confianza de este hombre).
J: Sí, es mi segunda pasión después de la salsa
Stefanía: ¿por qué preferiste que el encuentro se llevara aquí? (limpio el sudor de mi cara con una servilleta que Carmen me ha dado).
(Le había comentado a Jonathan que quería que la cita se llevara a cabo en el salón comunal del barrio donde normalmente practica para los concursos de salsa en la ciudad, pero él me sugirió que mejor lo hiciéramos en la tienda de su madre).
Jonathan: Este lugar es el motivo por el cual mi mamá se levanta todos los días a las 5 de la mañana y es gracias a las ganancias de éste que puedo financiar mis presentaciones. (Gira su cabeza y mira a su mamá con cara de orgullo).
S: ¿Hace cuánto lo abrieron?
J: Hace un año más o menos. Puedo decir orgullosamente que fue un regalo que le di a mi mamá. (se acaba el bon yurt de un sorbo).
S: ¿Cómo así? ¿Regalo? ¿Trabajas?
J: No, pues sí…para mí no es trabajo como tal, pero a veces recibo ganancias de lo que hago.
(No puedo negar que se pasó de todo por mi mente ¿En qué pasos estaría este niño? ¿Acaso habría conseguido el dinero delinquiendo en alguna parte? ¿Trabajaría en alguna pandilla?)
S: (Intrigada. Cejas fruncidas) Perdonarás mi curiosidad, pero aún no entiendo de dónde sacaste plata para este negocio.
J: (Suelta una carcajada) No es lo que te debes estar imaginando.
(¿Cómo podría él saber qué me estaba imaginando? A lo mejor y ni estaba pensando en nada)
S: (Impaciente y un poco enojada) ¿De dónde sacaste el dinero?
J: Hace un año participé en una competencia de danzas que realiza la Secretaría de Cultura. Me había propuesto ganarla luego de dos intentos fallidos en que siempre quedaba en el tercer lugar. Gané el concurso y aquí está ‘El búho’.
(Había quedado perpleja. Una vez más mis prejuicios me habían hecho una mala jugada, pero todavía tenía muchas dudas).
S: ¿Cuánto te dieron por ganar?
J: Una de las finalidades del concurso es que los premios no se dan en plata, simplemente ellos destinan un presupuesto y uno dice en qué quiere que se inviertan. Yo sin dudarlo pensé en este negocio.
(Por primera vez había visto una iniciativa de la Alcaldía que valía la pena nombrarse en alto Siempre había pensado que la inversión estatal destinada a las actividades en pro del desarrollo humano se reducía a entregas de mercados o en su defecto a construcción de parques cívicos).
S: Sorprendente, es una clara muestra de amor.
J: Sí, en un principio quería que mi premio fuera un viaje a Cali para el Mundial de Salsa que se realiza anualmente, pero sentí que lo correcto era hacer feliz a mi mamá.
S: (voz de consuelo) Ya habrá tiempo para nuevas oportunidades, ¿no?.
J: Dios sabe cómo hace sus cosas, imagínese que hace como un mes una señora vino a buscarme a la tienda que quería hablar conmigo.
S: Hablar… ¿de qué?
J: Lo mismo me pregunté yo en ese momento. Era una señora que se llama Sonia Gómez. Venía a decirme que me había visto bailar en una competencia interbarrial de la cual era jurado y estaba interesada en que yo entrenara en la academia de ella.
S: Ah, sí. Sonia Gómez… ¿y en qué quedaron?
(La había visto un par de veces saliendo de su academia ubicada en el centro de la ciudad, en la misma cuadra donde cursé todo mi bachillerato. En el escenario artístico de la danza es muy conocida en la ciudad. Lo último que supe, por el gran cubrimiento de la prensa regional, fue que hizo parte del evento de danza internacional ‘La Fiesta del Sol y de la Luna’ en 2010).
J: Yo tengo mi profesor de baile en el barrio, pero no podía negarme a esta oportunidad. Yo sabía que el puente que se me abría con ella era gigante. Así que decidí ir a la academia los sábados y entre semana, cuando puedo, entreno con mi profesor del barrio.
S: y entonces… ¿te estás preparando para el Mundial de Salsa?
J: Sí, Sonia me está preparando fuertemente. (sonrisa en la cara) Ella sí que me saca el jugo.
S: ¿Cómo son esas preparaciones?
J: Con mi profesor del barrio practicamos dos veces por semana, mi mamá no me deja más porque dice que descuido el estudio. Con Sonia entrenamos sábados y domingos de 8 a 12 no solamente bailando salsa sino haciendo diferentes ejercicios de resistencia física, abdominales y, últimamente, se le ha dado porque me vuelva un experto en el tema, cantantes, intérpretes, historia,, bailarines, pues para Sonia ser esto es algo más que un conjunto de pasos, es la entrega de cuerpo, alma y mente en el escenario.
S: ¿Y cómo vas a financiar el viaje?
J: (Le pide el favor a Carmen que le traiga un pastel de carne). Estamos haciendo con mi mamá todas las gestiones para que la Alcaldía nos colabore con una parte.
S: ¿Y la otra?
J: De la tienda. Intentamos ahorrar con mi mamá 15 mil pesos mensuales de las ganancias que aquí se recogen. ¿No te digo que este lugar ha traído sólo bendiciones?
S: (Gran sonrisa) Sí, indudablemente.
(Es increíble ver como los recursos económicos no se convierten en impedimento para hacer el camino de los sueños. Es imposible que historias como éstas no generen reflexiones de todo tipo, por lo menos en mí las ha generado).
(Jonathan se ve cansado, hemos charlado por más de 1 hora. Mi mente me dice que ya debo partir, no sin antes cuadrar otro encuentro con este joven amante de los sueños y de la salsa).
Me levanto, no sin antes pagar la cuenta: fueron 6 mil pesos por dos botellas de agua, un bon yurt y un pastel de carne, nunca había pagado la cuenta con tanto gusto. Me despido con un beso en la mejilla de Jonathan y le digo desde lejos adiós a Carmen.
Aquellas personas que estaban afuera de la tienda tomando cerveza ya parecen verse afectadas por el alcohol .Voy saliendo y uno de ellos me dice en un tono un tanto morboso: “mamasita rica”. En otra ocasión les hubiera soltado algún insulto, no tengo pelos en la lengua, pero hoy sólo los ignoré. Había salido con la satisfacción de que cuando se quiere alcanzar algo no hay obstáculo que valga.
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