Entro al cuarto de Jonathan y mi mente se siente confundida. No puedo enfocar mis ojos en un solo objeto, pues en cuarto, de pequeñas dimensiones, abundan los pequeños elementos decorativos. Intentando focalizar mis ojos me encuentro con un afiche del Joe pegado con una puntilla en la pared principal de esta habitación que aún se encuentra en obra negra. Éste cartel se encuentra un poco desgastado, pero hay algo en él que llama mi atención: en la parte inferior hay una foto de Jonathan cuando tenía unos 7 años, viste un traje rojo ceñido al cuerpo y carga en su cuello una medalla de bronce, su cara de felicidad es indescriptible. Esta foto tiene un significado muy especial para este hombre. Su madre me contó, en una charla previa que tuve con ella, que precisamente para ese concurso Jonathan había contraído una fuerte gripa, pero sus ganas por participar fueron más grandes que la enfermedad.
Jonathan se encuentra acostado en su cama con un libro de matemáticas en sus manos y con un cuaderno al lado izquierdo. El movimiento de sus pies y sus constantes gruñidos me hacen pensar que está teniendo problemas con la solución de sus ejercicios. Encuentro al lado derecho de la cama una mesa de madera un poco pelada. En ella hay una estatuilla del divino niño Jesús a quien Jonathan le ha prendido una veladora blanca; hay también un trofeo dorado de un bailarín, marcado en la parte inferior con: ‘Ganador Concurso Juvenil de Salsa al Barrio 2010’, lo cual comprueba el verdadero talento que tiene este joven para la salsa. Junto a este galardón hay un libro sobre la vida e historia de Héctor Lavoe, en su portada aparece este cantante con sus características gafas sosteniendo un micrófono en sus manos. Entra en mí una gran curiosidad por ojearlo, pero ante el silencio permanente en el que se encuentra jonathan decido no hacerlo.
Por lo que puedo ver, este joven es de muy pocas palabras, en lo que llevo en el cuatro no ha dirigido hacia mí alguna señal que me dé la iniciativa de preguntarle algo. Un poco extraño para una persona que gasta su tiempo libre dando espectáculos de salsa.
Por un momento interrumpe Carmen y nos ofrece algo de tomar. Yo le pido un vaso de agua y Jonathan sólo hace un gesto con la cara que da a entender que no quiere nada. Apenas sale Carmen del cuarto, su hijo se resigna a no seguir estudiando y prende un radio pequeño y sintoniza Huila estéreo, emisora dedicada a la salsa y merengue. Decido romper el hielo y preguntarle a Jonathan si finalizó su tarea, a lo cual me responde con un tono un poco cortante y frío: ‘no, la termino después’. Sigo en mi labor un poco ‘etnográfica’ y me encuentro con una repisa justo en la entrada del cuarto que había pasado desapercibida para mí. En ella hay una lámpara negra que al parecer no se usa en la casa porque no tiene bombillo, también hay un cds ‘pirata’ cuya carátula tiene por título ‘Éxitos de la salsa rumbera’. Al cogerlo, Jonathan me dirige la palabra por primera vez y me dice que si quiero ver más abra el cajón, pero decido no hacerlo, pues ya me he entrometido bastante en su cuarto.
Miro el reloj y me doy cuenta que debo partir, me despido de Jonathan y de su madre y salgo de aquel hogar, donde el sabor de la salsa es notorio, pero el silencio intimida.
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ResponderEliminarCuidado con la repetición de palabras en frases sucesivas. “Su cara de felicidad es indescriptible”, no aporta mucho. ¿Cómo son los movimientos que te hacen pensar que tiene problemas? Te apresuras a decir que es de pocas palabras, no veo que tengas bases para decirlo. Puedes desarrollar más la descripción.
ResponderEliminarMejoraste el texto mucho desde la primera versión pero aún está inconcluso, desarrollos algunos aspectos del espacio y del personaje al inicio y luego te apresuras a terminar. Más trabajo.
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