domingo, 18 de septiembre de 2011

El silencio tras bambalinas

Entro al cuarto de Jonathan y mi mente se siente confundida. No puedo enfocar mis ojos en un solo objeto, pues en cuarto, de pequeñas dimensiones, abundan los pequeños elementos decorativos. Intentando focalizar mis ojos me encuentro con un afiche del Joe pegado con una puntilla en la pared principal de esta habitación que aún se encuentra en obra negra. Éste cartel se encuentra un poco desgastado, pero hay algo en él que llama mi atención: en la parte inferior hay una foto de Jonathan cuando tenía unos  7 años, viste un traje rojo ceñido al cuerpo y carga en su cuello una medalla de bronce, su cara de felicidad es indescriptible. Esta foto tiene un significado muy especial para este hombre. Su madre me contó, en una charla previa que tuve con ella, que precisamente para ese concurso Jonathan había contraído una fuerte gripa, pero sus ganas por participar fueron más grandes que la enfermedad.
Jonathan se encuentra acostado en su cama con un libro de matemáticas en sus manos y con un cuaderno al lado izquierdo. El movimiento de sus pies y sus constantes gruñidos me hacen pensar que está teniendo problemas con la solución de sus ejercicios. Encuentro al lado derecho de la cama una mesa de madera un poco pelada. En ella hay una estatuilla del divino niño Jesús a quien Jonathan le ha prendido una veladora blanca; hay también un trofeo dorado de un bailarín, marcado en la parte inferior con: ‘Ganador Concurso Juvenil de Salsa al Barrio 2010’, lo cual comprueba el verdadero talento que tiene este joven para la salsa. Junto a este galardón hay un libro sobre la vida e historia de Héctor Lavoe, en su portada aparece este cantante con sus características gafas sosteniendo un micrófono en sus manos. Entra en mí una gran curiosidad por ojearlo, pero ante el silencio permanente en el que se encuentra jonathan decido no hacerlo.
 Por lo que puedo ver, este joven es de muy pocas palabras, en lo que llevo en el cuatro no ha dirigido hacia mí alguna señal que me dé la iniciativa de preguntarle algo. Un poco extraño para una persona que gasta su tiempo libre dando espectáculos de salsa.
Por un momento interrumpe Carmen y nos ofrece algo de tomar. Yo le pido un vaso de agua y Jonathan sólo hace un gesto con la cara que da a entender que no quiere nada. Apenas sale Carmen del cuarto, su hijo se resigna a no seguir estudiando y prende un radio pequeño y sintoniza Huila estéreo, emisora dedicada a la salsa y merengue.  Decido romper el hielo y preguntarle a Jonathan si finalizó su tarea, a lo cual me responde  con un tono un poco cortante y frío: ‘no, la termino después’. Sigo en mi labor un poco ‘etnográfica’ y me encuentro con  una repisa justo en la entrada del cuarto que había pasado desapercibida para mí. En ella hay una lámpara negra que al parecer no se usa en la casa porque no tiene bombillo, también hay un cds ‘pirata’ cuya carátula tiene por título ‘Éxitos de la salsa rumbera’. Al cogerlo, Jonathan me dirige la palabra por primera vez y me dice que si quiero ver más abra el cajón, pero decido no hacerlo, pues ya me he entrometido bastante en su cuarto.
Miro el reloj y me doy cuenta que debo partir, me despido de Jonathan y de su madre y salgo de aquel hogar, donde el sabor de la salsa es notorio, pero el silencio intimida.

martes, 13 de septiembre de 2011

OBJETOS QUE OCUPAN MI CUARTO (A propósito de "Objetos que ocupan mi mesa de trabajo" de George Perec)

Cierro los ojos y por un momento pienso en aquel lugar donde paso la mayoría del tiempo: mi cuarto. Aunque es demasiado pequeño y apenas hay espacio para entrar me siento cómoda en él, tal vez es por su misma dimensión. Es inevitable que en ese viaje a mi habitación no se me vengan a la mente algunos objetos. El primero, una ropa que se reposa un tanto desordenada en mi cama, ésta le pertenece a una amiga: Gina. Ella dejó una blusa y  una chaqueta  en mi cuarto este fin de semana, luego de que nos arregláramos para salir a comer y tomarnos unos cocteles. Aunque el último trago de aquel sábado tuvo un sabor muy amargo en mí. Volví a mi casa a la media noche, pero en realidad, logré descansar hasta las 3 de la mañana, cuando Gina llegó a su casa y su mamá, por fin, dejó de llamar intensamente a mi teléfono fijo a preguntar por el paradero de su hija, pues mi amiga había dejado de contestarle el celular desde las 10 de la noche, supuestamente porque estaba cansada de la “intensidad” de su madre. Fue así que mientras Gina decidía cuál sería su próximo trago,  yo mantenía repetidas conversaciones con Janine, su madre, quien, muy preocupada y a punto de llamar a la policía, me preguntaba por la hora en la que podría llegar su hija.
En la parte superior derecha de la cama, cuelga un perchero que decora la pared. Éste fue destinado por  mi mamá para que colgara bolsos y así dejar aquel vicio de mantenerlos regados por toda la casa, no obstante las carteras siguen estando en todos los rincones y aquel perchero sólo cuelga un afiche que mi ex novio me regaló.  Este cartel, rosado y con dos osos en la parte inferior, me recuerda todos los momentos que vivimos junto a él y, claro, es imposible borrar de la mente diez meses compartidos con una persona.  Aunque el recuerdo me entristece, me rehúso a quitarlo, tal vez porque todavía guardo la esperanza de volver con él, al fin de cuentas es un gran hombre: mi primer amor, pero mis caprichos e impulsos me llevaron a que una simple pelea de novios terminara en un adiós. No puedo negar que la vida de soltera es maravillosa, sin embargo,  no se compara con todo el equilibrio que Felipe aportaba en mi vida. Quisiera volver a aquellos domingos donde almorzábamos al norte de Bogotá, recorríamos los pueblos aledaños a la ciudad y comíamos a más son poder.
Ahora que recuerdo, en aquel perchero también cuelga el collar de mi pequeño yorkie, “Cooper”, aunque lleva sólo cinco meses conmigo ya lo quiero como mi verdadero hijo.  Y es que mi mascota se ha sabido ganar el corazón de todos. Aún recuerdo el día en que llegó conmigo a  casa y mi hermano me dijo: “ese ratón no vivirá acá”. Y sí, para ese entonces tenía toda la apariencia de un ratón. Mis papás no se quedaron atrás y me amenazaron con dejar de enviarme dinero si no devolvía a mi cachorro. Qué irónica es la vida, ahora es la luz de los ojos de mi hermano y de mis papás. De hecho, sentiría que lo consienten más que a mí, ya las llamadas no son para saber cómo estoy sino para que les cuente las travesuras de mi pequeño.
Como ya había dicho, mi habitación es un tanto chiquita, además el closet que está al lado derecho de perchero es lo que más espacio ocupa en aquel lugar. La ropa está desordenada, pues hay tanta que ya no encuentro forma de organizarla. Además, mi indecisión es mi peor enemiga y no ayuda a que mi armario sea mínimamente presentable. Es ya una rutina que todas las mañanas saque las blusas para ver cuál es la más apropiada para el día. En esto puedo durar de 5 a 30 minutos diarios lo que me lleva a que siempre llegue tarde a clase. Claramente, al no tener tiempo vuelvo a poner las blusas en aquel closet de cualquier manera.  Para mí no es un problema, aprendí a vivir en mi desorden, pero quizá es mi mamá la que más sufre con esta situación, de hecho, cada vez que viene a Bogotá me espera un regaño, pero siempre termina organizando todo, su  psicorrigidez  la obliga a hacerlo.
En este espacio, las chaquetas están colgadas y hay una, en especial, que tiene un gran significado para mí. Es un blazer azul, manga tres cuartos y de botones rojos. Fue el regalo que me dio una amiga cuando cumplí 16 años, pero desde hace dos años, Dios decidió llevársela al cielo. Un accidente automovilístico acabó con la vida de Diana en el momento en que manejaba su carro, ella estaba  en alto estado de embriaguez. Regresaba de una fiesta a las afueras de la ciudad, sin embargo, un árbol ignorado, le impidió que llegara a casa.
No podría terminar de describir mi cuarto sin nombrar la mesa de noche que acompaña el lado izquierdo de la cama. En ella hay tres hadas que mi mamá me regaló el día de mi grado. De pronto, sonará un poco infantil, pero sí, creo en las hadas y sé que la magia de ellas hacen que mis días sean maravillosos. Al igual que estas pequeñas criaturas, todos tenemos una luz propia que ilumina nuestros caminos, pero que se puede apagar cuando alguien deja de creer en nosotros.

La salsa: un ritmo con sabor colombiano



La música, sin lugar a dudas, es una de las formas de expresión más usadas por el ser humano. Su variedad hace que cada género tenga su propio escenario y genere emociones diferentes. La salsa, aunque no es propia de Colombia, ha sido adoptada como un ritmo de representación cultural. En cuanto al nombre de este género musical existen dos teorías sobre su origen: la primera, menciona que ‘salsa’ quiere decir sociedad anónima del alma proveniente de las palabras Soul S.A. La segunda, identifica la salsa como el aderezo usado en culinaria por la gran cantidad  de sus componentes.
Su origen se remonta a la época del exilio de los esclavos africanos, los cuales a su llegada a las Antillas trajeron consigo su cultura musical: bailes, tambores, rituales, etc.  Estas representaciones, realizadas como forma de adoración a dioses como San Lázaro y Babalú Ayé, debían llevarse a cabo  a escondidas de los españoles, pues ellos prohibían cualquier manifestación artística, ya que afirmaban que la única labor que debían desempeñar estos esclavos era la del trabajo continuo. Así es que la salsa fue el resultado de la mezcla de ritmos africanos (percusión y compás) con instrumentos propios de España (piano, trompetas, guitarra).
Décadas después tanto afroamericanos como latinos inmigraron a Estados Unidos en busca de un mejor futuro y una mejor calidad de vida. Esta estadía en Norteamérica influyó en la evolución de la salsa, pues tomaron elementos del Jazz y de los ‘barrios’ donde ellos residían.
En Colombia, este género musical tuvo sus primeras repercusiones a causa de las comunidades afrocolombianas residentes en ciudades como Buenaventura, Barranquilla y Cali. Con el paso del tiempo, se fue perfeccionando este ritmo y empezaron a florecer grupos artísticos de salsa, tales como: Fruko y sus tesos, Orquesta Guayacán, Grupo Niche, entre otros.
La llegada de la salsa en Colombia marcó un cambio en la historia musical. Antes de ésta, eran reconocidos como ritmos nacionales el danzón  y el currulao, sin embargo, la salsa llegó para quedarse y en la actualidad se reconoce como parte de la identidad cultural del país y los aportes que artistas y bailarines  de ciudades como Cali le han dado a este ritmo son hoy en día innumerables y reconocidos a nivel mundial.
Con lo anterior, pretendo adquirir conocimiento sobre este género musical, pues será éste el utilizado para mi crónica final. La historia girará en torno a un niño que a sus 9 años ha ganado más de tres premios en competencias de salsa.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Estructuras audiovisuales

Las películas son ante todo una elección: la búsqueda de personajes, qué se va a contar, de qué manera se va a realizar, qué intencionalidad pretende en el espectador, etc. La estructura es en sí misma otra elección, quizás una de las más importantes en el momento en que se va a realizar una producción cinematográfica. Ésta busca los hechos más representativos dentro de las narraciones de los personajes con el fin de generar una secuencia y una manera propia de contar una historia o una visión de mundo. 
Así mismo, estas estructuras pueden ser clásicas o arqui-trama, minimalistas o mini-trama y anti-estructura o anti-trama. Para comprender mejor la definición de estos conceptos nos centraremos en el análisis de las siguientes películas: Sunset Boulevar, Persona y Paris Texas.
‘Sunset Boulevar’, sin lugar a dudas, cuenta con una estructura clásica o establecida. En esta producción audiovisual, Norma Desmond y Joe Gillis, protagonistas de la historia, están claramente definidos. Así mismo, el tiempo de esta película es lineal, pues se puede percibir con precisión su  inicio, nudo y desenlace, además de contener un final cerrado. La realidad creada por el director, Billy Wilder, es coherente y la historia gira alrededor de las acciones realizadas por los personajes, a través de Joe Gillis, quien es el narrador de los acontecimientos. La película narra la historia de una estrella del cine mudo frustrada por su exilio de la pantalla gigante luego de la llegada del sonido. En su interés por volver al séptimo arte contrata a un escritor quebrado quien acepta la propuesta como salida a sus problemas económicos, pero esta relación termina generando una tragedia.
No obstante, ‘Persona’ rompe con todas las características  descritas anteriormente. Su director, Ingmar Bergman, no pretende generar una coherencia lineal en la selección de sus imágenes, por el contrario, es el espectador quien debe organizar la línea narrativa del relato. La creación de esta producción refleja la originalidad del director para querer contar la historia de Elisabeth, una actriz que luego de una grabación toma la decisión de no volver a hablar, por lo que es internada en un centro de rehabilitación. Allí, conoce a su enfermera, Alma, quien se convierte en su compañía en las vacaciones de verano. En el transcurso de la película no se puede diferenciar si Elisabeth o Alma son personas diferentes o si esta última es sólo una representación imaginaria. Igualmente, la introducción de imágenes fugaces al principio de la película con objetos que parecen no tener relación con el relato convierte a ‘Persona’ en una producción de anti-estructura.
Finalmente, la película ‘Paris Texas’ puede ser catalogada como una producción con estructura minimalista. Su relato cuenta la historia de Travis, quien ha olvidado qué ha pasado con su vida en los últimos cuatro años. Luego de ser encontrado por su hermano, la película se desarrolla en Texas y gira en torno a los conflictos que tiene el protagonista para reconstruir su relación con su hijo  y emprender la búsqueda de su esposa. El final de dicho film es abierto y le deja al espectador la opción de que sea él mismo el que obtenga sus propias conclusiones a través de la interpretación propia que éste haga de la interioridad de cada personaje.
Con lo anterior, se puede percibir que existen diferentes formas de contar una historia. Todo depende de la intencionalidad y originalidad del director, quien de acuerdo a su forma particular de ver el mundo decide de qué manera narrar su propio argumento.